¿Cómo empezó todo?
El año 1991, a causa de una epidemia vírica que provocó la muerte de centenares de delfines listados (Stenella coeruleoalba) en nuestras costas, se inició la historia del CRAM.
Uno de aquellos animales fue atendido por Ferran Alegre, veterinario y técnico de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Premià de Mar. Aquella epidemia puso al descubierto muchas deficiencias, entre ellas, la falta de conocimientos y de infraestructuras para asistir a individuos de especies marinas protegidas. La experiencia marcó tanto a los futuros fundadores de CRAM que en aquel entonces se ofrecieron como voluntarios a la Generalitat de Catalunya para ayudar y dar respuesta clínica a los animales marinos que en peligro de extinción aparecieran enfermos o lesionados en las playas catalanas.
A pesar de la novedad del proyecto y de las primeras dificultades administrativas, el 12 de julio de 1994 se inauguró oficialmente el Centro de Recuperación de Animales Marinos de Catalunya (CRAMC), convirtiéndose en el primer centro de estas características en el Mediterráneo.
Por aquel entonces, el CRAM, disponía de un equipo de voluntarios y un presupuesto simbólico para dar asistencia inmediata, las 24 horas del día, a cualquier ejemplar de una especie protegida que fuese objeto de pesca accidental o de varamiento en cualquier punto del litoral catalán.

Esos fueron años de pioneros, de amigos, de voluntarios, de innovaciones y de éxitos en la recuperación de tortugas marinas y delfines. Se iniciaron campañas como la de «Ajudem-la» (Ayudémosla), basada en el trabajo conjunto con los pescadores de palangre, que ha obtenido tanto éxito que, posteriormente, se ha llegado a adoptar como modelo de gestión en la conservación de tortugas marinas. Técnicas quirúrgicas y planteamientos de asistencia y clínica de varamientos se convirtieron en referentes al ser presentados en foros científicos internacionales.
La colaboración con la Facultad de Veterinaria permitía, y permite, estudiar y analizar todos los delfines que aparecen muertos en las playas y, de esta manera, descubrir nuevas enfermedades que ayudan en el conocimiento de estas especies.
El Centro, sin embargo, disponía de tan pocos recursos que sólo era posible con una estructura basada en el altruismo y el voluntariado y, por lo tanto, no permitía abrir nuevas líneas de investigación ni desarrollar programas educativos ni de sensibilización.
Por este motivo, se consideró necesaria la creación de la Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos – CRAM, que se constituyó en abril de 1996, y permitió tener un marco jurídico y económico transparente y adecuado para su futuro desarrollo. La carta fundacional la constituyeron Ferran Alegre, José María Alonso, Carina Eva Escandell, Antonio López, José Luis Pal Margarit, Marta Ramentol, Carlos Virgili y María Concepción Alonso.
Los estatutos de la Fundación CRAM contemplan tres objetivos fundacionales:
El CRAM se ha preocupado, desde su creación, para que su trabajo, dirigido inicialmente al ámbito más inmediato, llegue en el futuro a dejar huella sobre el panorama global. Este objetivo se ha llevado a cabo bajo la premisa que para conseguir cambios significativos sobre la problemática ambiental, es necesario primero invertir en la actuación local.
La Fundación CRAM ha crecido mucho en los últimos años, convirtiéndose en un referente en la recuperación y clínica de la fauna marina gracias a sus acciones a nivel nacional e internacional a través de la cooperación con otras entidades.
Para consolidar este crecimiento, en marzo de 2011, la Fundación CRAM inaugura el nuevo Centro de Recuperación de Animales Marinos en los espacios naturales del delta del Llobregat. Se trata de unas instalaciones punteras en clínica y recuperación de cetáceos, tortugas y aves marinas. Además, dispone de un edificio de estudios postmortem, que permite avanzar en los estudios científicos de este ámbito, y de un edificio de educación que pretende concienciar y sensibilizar sobre las problemáticas que afectan al medio marino. Este nuevo Centro de Recuperación, consta de tres edificios, que permiten desarrollar las actividades en las áreas de Clínica, Investigación, y Educación. El centro dispone de capacidad de reacción ante grandes impactos como epidemias o vertidos que pueda sufrir el medio marino, y acoge cada año a miles de visitantes para difundir nuestro mensaje medioambiental.