La acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera es la principal causa del cambio climático. Pero, ¿sabías que muchos de estos gases, como el CO2, el metano o el vapor de agua, ya existían de forma natural antes de la aparición del hombre, y que son indispensables para la vida en nuestro planeta? Ha sido la industria, el transporte e incluso la agricultura masiva quienes han provocado el aumento de la concentración de éstos gases y la consecuente radicalización de un fenómeno natural: el efecto invernadero.

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Si tenemos en cuenta que más del 70% de la superficie del planeta Tierra son mares y océanos, es lógico pensar que estos ecosistemas estarán considerablemente afectados por el cambio climático. Podemos imaginar que, progresivamente, la temperatura del mar aumentará, que los polos se deshelarán y que el nivel del mar subirá, pero esto no termina aquí.

El aumento de CO2 en la atmósfera generará también un aumento de CO2 en el mar y, en consecuencia, la progresiva acidificación de sus aguas. Por otro lado, los cambios en la climatología provocaran variaciones en las corrientes marinas con consecuencias gigantescas. Son muchísimas las especies y ciclos biológicos que dependen de las corrientes oceánicas, por lo que prever todas sus repercusiones es casi imposible.

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Bleached branching coral (Acropora sp.) at Heron Island, Great Barrier Reef (21st January 2005). Author: J. Roff

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Muchas comunidades de vital importancia para el medio marino, como podrían ser los arrecifes de coral en zonas tropicales o las praderas de fanerógamas marinas en el Mediterráneo, son extremadamente sensibles a las variaciones de temperatura del agua del mar. La desaparición de estas comunidades tendría importantes consecuencias tanto ecológicas (son zonas de gran biodiversidad e importantísimas fuentes de oxígeno) como económicas (se generaría un deterioro paisajístico por cambios en el perfil de las playas y la reducción de la transparencia de las aguas; además de la disminución de la pesca ya que muchas especies de interés comercial dependen de las praderas).

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una cuarta parte del CO2 que las actividades humanas liberan anualmente a la atmósfera es absorbido por los océanos. De hecho, son precisamente comunidades acuáticas cómo las praderas de fanerógamas marinas o las marismas salinas las que actúan como principales sumideros de carbono, pudiendo almacenar cantidades hasta cinco veces superiores que los bosques tropicales.

De esta manera, nuestros mares y océanos no solamente sufrirán incalculables consecuencias si no frenamos el cambio climático, sino que además, su cuidado y conservación son indispensables para controlarlo.

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Si queréis conocer en detalle las consecuencias del cambio climático en el mar Mediterráneo, y el rol que juegan comunidades como las praderas de Posidonia oceanica, podéis asistir al curso dedicado a la diversidad y amenazas que sufren los fondos marinos que realizaremos en la Fundación CRAM el próximo fin de semana 12-13 de diciembre.

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