El domingo 7 de mayo algunos asistentes al curso Cetáceos: biología, clínica y técnicas de estudio así como voluntarios del CRAM, apasionados del mar y dos educadoras de la Fundación CRAM realizaron la salida anual de avistamiento de cetáceos en la costa barcelonesa.
Zarpamos del Puerto Olímpico de Barcelona con el Trinidad, el velero de Sonamar, en que la patrona nos dio las primeras instrucciones para todos aquellos que nunca habían subido en un velero.
El día prometía, el mar estaba muy tranquilo y empezamos la jornada disfrutando de las vistas de la ciudad desde el mar, un nuevo punto de vista que nos hizo sentir más pequeños. Los primeros cetáceos no tardaron en llegar, después de dos horas navegando, un grupo de 3 o 4 delfines listados (Stenella coeruleoalba), se acercó a jugar en la proa del velero.
Imagen cedida por Irene Buesa
Diversas pardelas, gaviotas y otras aves marinas nos acompañaron durante toda la jornada. Las horas iban pasando cuando de repente, vimos un gran soplo, y seguidamente otro. Eran dos rorcuales comunes (Balaenoptera physalus) alimentándose. Nos acercamos prudentemente, siempre manteniendo las distancias de seguridad y en ningún caso cortando el rumbo del animal. Estuvimos un largo tiempo observando los rorcuales hasta que desaparecieron, quizás el ruido de un gigante buque militar que pasaba por la zona hizo que se fueran a algún lugar más tranquilo.
Seguimos navegando un buen rato, riendo y disfrutando de la paz del mar. Vimos saltar atunes, peces luna tomando el sol y hasta pescamos algún globo pinchado. El día iba pasando, y en cuanto decidimos cambiar el rumbo para dirigirnos al puerto los rorcuales reaparecieron.
En esta ocasión los rorcuales habían cogido confianza, porqué se acercaron los dos al barco hasta tenerlos muy cerca. Parecía que tuvieran curiosidad para saber quién éramos, y nosotros quedamos petrificados durante un buen rato, con los pelos de punta, sin poder hablar y escuchando el sonido de la respiración de aquel gigantesco animal de más de 15 metros pasando por nuestro lado.
Fue una experiencia única, que difícilmente podremos olvidar. Hacia las 5 de la tarde llegamos al puerto, conscientes que la suerte nos había sonreído y enamorados de la belleza y la majestuosidad de la fauna marina.
Desde la Fundación CRAM queremos invitaros a observar, siempre desde el respeto, todos estos animales con los que compartimos las aguas que bañan nuestras costas. Esperamos poder continuar organizando cursos, conferencias y salidas donde compartir nuestra pasión por el mar.